sábado, 8 de agosto de 2009

UNA MUJER -- cuento

Cierta vez, Sixto, obrero del obraje, había llevado consigo a una mujer.
Rondaba los treinta años, edad que también ostentaba Sixto.
A sus compañeros les pareció muy bien, incluso fantasearon con que al fin alguien podía cocinar mientras ellos trabajaban. Al nuevo esposo no le gustó la idea pero alargó una sonrisa, ya que la felicidad no le permitía enojarse por simples sonseras.
Sixto, con el pasar de los días, comenzó a preocuparse, pues, le había aparecido ante sus ojos un inconveniente. Ella también había pensado igual; pero en el instante mismo en que llegó al obraje: allí habían treinta y dos hombres y ella era la única hembra, bendita entre todos ellos.
El mayor, don José Luis, de sesenta y tres años, fue el primero de la lista. Una noche, cuando todos dormían, se puso manos a la obra. Sixto escuchó un ruido y buscó el revólver debajo de su almohada. Apuntó directo al ruido, hizo el disparo y de inmediato, una patada en la mano le hizo soltar el arma. Sintió miedo, buscó el modo de encender el mechero, pero una linterna lo encandiló y sintió el frío del acero achurándole la vida.
Al día siguiente, no muy temprano, de la pieza matrimonial, salía don José Luis sacando pecho; era el nuevo “heredero”. En el obraje nadie dijo nada del tema; al menos en voz alta. Así pasaron algunos días. Ella seguía como al principio, serenamente feliz, acariciando su pelo, cuidando sus manos, leyendo viejas revistas…
Una noche sin luna, sucede un hecho casi calcado al primero. Aquí no hay disparo de arma de fuego; pero de la pieza matrimonial sale Víctor, un boliviano indocumentado, que seguía en el grupo sólo por su espíritu protector, varias veces se había jugado por sus compañeros.
Así se fueron dando las cosas como por un tobogán de situaciones, hasta que quedaron solamente tres hombres: el mayor, de unos cincuenta, el otro de cuarenta y el tercero de dieciséis. La mujer, al tomar conciencia de la realidad, decide hablar con los hombres y les plantea la situación. -No más muertes. No es posible vivir como animales salvajes pudiendo llevar una vida plena de armonía.- ¿ qué hacer entonces? Muy fácil; construir dos piezas matrimoniales más y ella estaría un día con cada hombre, cocinaría para todos y serían como una familia-. Ellos se miraron, asombrados al principio; pero al final estuvieron de acuerdo y quedaron los cuatro en santas paces.
Un helicóptero descubrió el obraje, siguiendo a un camión que iba a cargar la leña para un frigorífico, ahí la encontraron al fin a Josefina Maldonado Mitre, quien se había escapado del manicomio el año anterior y revistaba serios peligros para la humanidad. Se había hecho muy conocida por que, junto a María Elena Zaldívar, habían comido a una mujer que mataron a golpes dentro del manicomio.
--Lucho Ponce-- Metán, Salta, Argentina

No hay comentarios:

Publicar un comentario