sábado, 8 de agosto de 2009

Amores de la viejentud ( poemario jocoso)

A MODO DE PRESENTACIÓN
Vaya este puñado de ocurrencias, para quienes disfrutan de las cosas cotidianas,
simples, sin maldades; pero con el sabor argentino de la risa y la rima. Disfruté y disfruto mucho de "EL MARTÍN FIERRO" del gran José Hernández, o " SANTOS VEGA" de Rafael Obligado, también de la poesía ciudadana del clásico escritor Héctor Gallardi. Ellos usaron mucho la rima, por supuesto que no estoy comparando gigantes obras con mi pequeño juego literario. Me gustaría que al menos sirva para encender tu risa. De nadie ni de nada me burlo, sólo que por ser argentino tengo esta costumbre de ver el lado cómico de las cosas.
Que lo disfrutes
Lucho Ponce -Metán, Salta,

CANTOS DE DOÑA NICOLASA

Ando buscando a mi amor
que hace tiempo se ha perdido,
pago recompensa y pido
que me ayuden por favor.
Es un alegre señor
romántico y compañero
lo necesito y lo quiero,
es un hombre cumplidor.

Por la mañana en invierno,
me lo estoy imaginando,
ya me despierta cantando
su dulce canción de amor.
Me trae un mate dulzón,
me acaricia con sus ojos,
entonces yo me deshojo
y le entrego el corazón.

Lo perdí en mi nacimiento,
hace ya sesenta abriles.
Desde entonces los carriles
del deseo están desiertos,
nadie cree que esto es cierto;
no lo he podido encontrar.
Siempre he sufrido este mal;
mi sueño sigue despierto.

Mi comadre Josefina
lo tiene al compadre al vicio
y no sabe el sacrificio
que estoy haciendo estos días.
Es que en mí la algarabía
me ingresa por la ventana
y me queda ancha la cama
¡ Ay, si el compadre vendría!
****

EL CANTO DE UNA HERMANA

Yo rezo todos los días
de la noche a la mañana
el curita me acompaña;
me hace la segunda voz.
Yo siento un calor atroz
cuando el rezo se agiganta
ya lo siento en mi garganta;
es una gran emoción.

La imaginación me crece
así como crece el yuyo,
no quiero que mi capullo
quede en la ausencia dormido.
Es el capullo encendido
como en septiembre la rosa
y si una ilusión se posa
la esperanza ya ha venido.

No nací para pecar
pero ya soy pecadora
por que no veo las horas
de hacer rezo libremente.
Entonces pido vehemente
que venga la suerte un día
y me traiga esa alegría
y lo pido especialmente.

No estoy pidiendo perdón;
sólo que no puedo más.
Sé que tendré que rezar
un poco más cada vez.
Mi vida se hizo al revés,
ahora comprendo qué pasa;
sé adónde está mi comparsa
y cómo bailar también.
****

EL CANTO DE LA ENANITA

Si yo pudiera alcanzar
tu boquita de manzana
no importaría ser enana,
pero tengo la desgracia
de no contar con la gracia
de soñar con tu embeleso.
Sé que están lejos tus besos;
no he aprendido a hacer magia.

He de probar con los zancos
pa’ aprender a caminar,
los tengo que dominar
así soluciono el tema.
Conquistarte ya es mi lema,
ya tengo el sello en mi alma
y no podré hallar la calma
si no venzo esta condena.

Abajo pena mi cuerpo,
arriba sueñan mis ganas,
si no puedo, qué macana;
“virginia” me moriré.
Con san Pedro pelearé
por que siempre exige mucho;
me hará quemar los cartuchos
de tiros que no ocupé.

Yo nunca usé la escopeta
y no tengo pa’ pagar,
no hay enano en la ciudad;
ya soy una desahuciada.
Hoy me siento desgraciada
voy a cumplir los setenta,
no sé por qué nada me entra;
y no he engordado nada!
****

CANTO DE UN ESPOSO CUALQUIERA

Si mi esposa sería bella,
dulce, hermosa y delicada,
no estaría desbarrancada
mi vida con este aviso.
Pero asumí el compromiso
de acompañarla en la vida,
no le huyo a la partida;
pero me he vuelto sumiso.

No es lo que yo soñaba;
una mujer compañera,
por que se hace la mañera
en cuanto la exijo un poco.
A mí me cuesta un poroto
salir a la calle y listo,
para pelearla me alisto;
no me he de quedar tampoco.

Yo sé que soy un iluso
soñando así como sueño.
Quiero sentirme su dueño,
ocupar el gran lugar,
su corazón ha de estar
latiendo sólo por mí.
Y la cosa no es así;
ella tiene su cantar.

Cuando duerme yo la miro
y no lo puedo creer;
ahora ya es mi mujer,
al fin me di con el gusto
y de saberlo me asusto,
pues me acuerdo del camino;
yo creía que el destino
sería un poco más justo.
****

EL CANTO DE LA TONTITA

Parece que el amor viene
cuando me aparece el Pipo,
yo sé que es un gran tipo;
me hace cosquilla el ombligo.
En cuanto lo veo me digo
Carlota, él es para vos
y pasa diciendo adiós;
es rey y se hace el mendigo.

La mamita ya no puede
entender estas razones,
no sabe de corazones
que tiemblan por un amor
y el tatita ya murió,
el loro ya se ha callado;
casi sola me he quedado
la pucha que lo tiró!

¡Ay, si el Pipo se viniera
para quedarse conmigo!
Lo besaría sin testigos
y le tiraría las bolsas,
aquí tenemos las cosas
y yo cobro mi pensión.
Me hace bulla el corazón
y me pongo muy mimosa.

Envidiosas las vecinas
me han dicho que yo soy opa,
que si ese sucio me toca
hasta me puedo enfermar;
no saben lo que es amar,
entregarse a un gran amor.
Ya me estalla el corazón;
¡Pipo se quiere casar!
****

CANTO DE UN VIEJO BABOSO

Mamita cuando te veo
se me para el corazón
y no encuentro otra razón;
sé que ya te estoy amando.
Vos mientras andá pensando
de venirte hasta mis brazos;
aquí te espera un abrazo
muy dulcemente cantando.

Ya sé que cumplí setenta
y esto nadie va a creer,
quiero atenderte mujer;
vos no estás bien atendida.
Quedarás muy sorprendida
cuando descubras en mí
que puedes ser muy feliz;
no te irás arrepentida.

Yo te calculo dieciocho,
veinte tal vez si me falla.
Te he calculado la talla;
pantalones del cuarenta.
Estuve sacando cuenta
que ahora con el aguinaldo
podré hacerte un gran regalo;
aunque ya tenga setenta.

No me importa lo que digan
quieres venir a cenar?
Lo que digan me da igual;
sólo quiero verte bien,
atenderte como quien
atiende al rey verdadero.
Seré de veinte y me muero
si dices no; soy de cien.
****

AQUELLA FIESTA EN EL P.A.M.I.

Apenas sonó ese vals
ya le clavé la mirada,
yo estaba recién llegada
y lo ví muy galantón.
Su porte de gran varón
me hizo temblar las piernas,
puse en escena la tierna
y dulce mujer que soy.

Después vinieron los tangos;
me levanté para el baño.
Ahí le calculé el tamaño,
me dije: uno noventa.
Y empecé a sacar la cuenta
como me enseñó una amiga;
se estremeció mi barriga
con una ilusión polenta.

Cuando volví a mi mesa
todas las chicas miraban
que el mozo se me acercaba
como dispuesto a comerme.
Yo tuve que detenerme
Y cuando me miró a los ojos,
sentí el fuego de ese antojo
y fácil fue convencerme.

Justo empezaban los lentos
y el bolero de mi vida
puso el jugo en mi partida
y avisé que estaba lista.
Él era un malabarista,
hizo de mí su bandera,
cuando palpé la madera
pedí urgente que me asista!
****

ILUSIONES DE BALCÓN

Estoy quebrada y no puedo
salirme de este balcón,
lo siento como prisión;
sólo tengo buena vista.
La calle es como una pista
donde pasan los muchachos
exhibiendo sus cuerpachos.
¿Cómo aviso que estoy lista?

Voy a bajar una carta
en este pequeño balde,
no creo que sea cobarde;
ya sé a la hora que pasa.
Diré que mi amor rebasa,
que no hay tiempo que perder;
yo ya me he fijado en él
y lo invito hasta mi casa.

Sentí un ruido de bastón
y ese descanso agitado,
mi corazón se ha parado;
sé que ha leído la carta.
De esta cita no me apartan
ni mis nietos, ni mis hijos,
tengo el derecho y lo exijo
total; yo soy quien se ensarta.

Voy en mi silla de ruedas,
le abro la puerta y sonrío
y para beneficio mío
la casa ha quedado sola.
Él me mira y quedo toda
como entregada al amor.
¡Hace cuánto que un señor
no subía hasta mi alcoba!
****

CANTO DE LA COMPLICIDAD

El abuelo quiere ir
a dar un lindo paseo
y lo eligió al Eliseo;
que es su nieto preferido.
Dice que es más aguerrido
y que sabe conversar
y han vuelto otra vez a andar
por donde ayer habían ido.

Eliseo quiere ver
a una china divertida
y a su abuela presumida
el abuelo le echa el ojo.
Prendido como un abrojo
va el sueño de levantar
y el abuelo quiere dar
al nieto un curso chistoso.

En el puente del río Chico
vienen las dos parlanchinas;
la abuelita con la china
desean la misma cosa.
Por rato es cuestión jocosa
pero el abuelo es casado;
se hace el disimulado
y le regala una rosa.

La juventud busca un árbol
para qué? No hay que decirlo
y allá en un banco tranquilo
la viejentud decidida,
tienen la llama encendida
en la mirada asombrada;
las voces no dicen nada
por que la noche es guarida.

--Lucho Ponce - Metán, Salta, Argentina











































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